La liturgia nos propone reflexionar sobre la figura del apóstol pablo san Pedro. Hacemos un alto en el desarrollo de la liturgia continuada de cuaresma, pero esto no significa que perdamos el rumbo, pues siempre es el mismo, Cristo, el señor. El evangelio se centra en la figura de Pedro con la ya conocida “confesión” y la respuesta de Jesús a tal confesión. Estábamos en cesarea de Filipo, región pagana donde llegan los discípulos con Jesús ya que siguen al maestro donde quiera que el vaya. Y de la pregunta general “¿quien dice la gente que soy?” se pasa a la pregunta personal y profunda” y ustedes ¿quien dice que soy yo?”. Pedro respondió yendo más allá que la gente, reconociendo a Jesús el mesías, al hijo de Dios.
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